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El paso martes, la líder laborista en el congreso británico, Harriet
Harman, propuso aplicar una ley de igualdad por la que todas las
asociaciones financiadas con dinero público de Gran Bretaña estarían
obligadas a contar con una plantilla en la que hubiera representación
de mujeres, gays, y razas minoritarias o discriminadas. Si bien la ley
parece tener su sentido, aplicándolo a nuestro mundo de las cuatro
ruedas podría afectar, de aprobarse, de manera directa a Top Gear.
¿Os
imagináis a un gay intentando seguir una conversación con Clarksson? Si
ya se pasa todo el día llamando homosexual a James May, no se que
podría llegar a ocurrir en un caso de estos, pero seguro que la cosa no
acabaría bien entre un homófobo declarado y un homosexual. De todas
maneras, hace gracia que se pretendan tomar medidas de este
tipo. ¿Qué más da el sexo, raza u orientación sexual de un presentador?
Lo que importa es que haga bien su trabajo. Si por ejemplo, en el caso
de Top Gear, las tres personas que mejor pueden hacer el trabajo
resultan ser blancas, heterosexuales y masculinas, pues que así sea.
Intentar
imponer a una persona en un trabajo por su raza, o sexo es omitir el
valor del trabajo de esa misma persona. El ejemplo es bien claro:
¿acaso no hemos visto a Sabine Schimitz en unos cuantos capítulos de
Top Gear? ¿acaso no tiene un programa en la televisión alemana sobre
coches? No creo que a ningún aficionado le importe que ella se agregue
como presentadora a Top Gear, por sus méritos propios. En cambio,
seguro que a alguno que otro sí que le molestaría que pusieran a otro
presentador hombre que no pegara ni con cola con el trío actual. Un
buen presentador, un buen trabajador lo es independientemente de todas
esas facetas que la señora Harriet nos hace ver.
No cabe duda
de que si esta ley llegara a aprobarse y ejecutarse, el malestar de los
seguidores de Top Gear sería mayúsculo. ¿O es que es la señora Harriet
la que quiere sustituir a Hammond o a Clarksson? Tal vez sea ese su
auténtico interés y por eso trata de promulgar una ley de este tipo.
Pero
tranquilo, ya que el propio productor de Top Gear, Andy Wiliam, ha
salido en escena para tranquilizar a su legión de seguidores desde la
web de Top Gear US.
Allí ha expresado la lógica de que si el programa funciona como
funciona es porque va de tres hombres hablando de su pasión por los
coches, y la química existente entre ambos sería difícil de ser
sustituida.
William aboga porque sigan presentando el programa
hombres, ya que independientemente de que lo vean mujeres u hombres, él
cree que es el mejor formato, y solo hay que ver cuantas personas
siguen por todo el mundo a Top Gear para darse cuenta de que su fórmula
tiene éxito. Aquí vuelvo a recalcar mi punto de vista, y es que meter a
alguien como Sabine de por medio no sería ningún error, pero lo que no
se puede proponer es que por ley se sustituya a Hammond por una mujer
lesbiana, y a May por un judío negro, ¿verdad? ¿Acaso lo importante de
Top Gear no son las aventuras relacionadas con los coches y no el
credo, sexo, orientación sexual, o raza?
Si los políticos se
dedicaran a su trabajo real (guerras, crisis, gripes de animales...) y
nos dejaran nuestro ocio en paz, ¡qué bonito sería el plantea!
